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              17 de julio del 36, a eso de las cinco en sombra de la tarde, entró 
              don Indalecio Prieto en la cafetería de las Cortes y comunicó 
              a los periodistas allí reunidos que la guarnición 
              de Melilla se había sublevado. El padre del autor, que dirigía 
              la agencia Febus, filial de El Sol y de La Voz, cogió un 
              coche, dejó a su esposa, embarazada, en el piso donde el 
              autor nacería dos meses más tarde y se fue hacia el 
              sur en busca de información. No regresó nunca. El 
              14 de septiembre del mismo año, después de una asombrosa 
              peripecia, fue paseado en Valladolid. Su mujer, en octubre del 37, 
              cargó con su hijo, aún bebé, y con su hermana, 
              de trece años, y emprendió la búsqueda de su 
              marido campo, guerra y muerte a través de un país 
              en llamas. Este libro reconstruye milimétricamente, con escrúpulo 
              de historiador y tenacidad de detective, adentrándose y braceando 
              quien la escribe en la espesura de un árbol genealógico 
              cuyas raíces se remontan al siglo XIX, la triple y conmovedora 
              odisea vivida por su padre, al que no conoció, por su madre 
              y, en tercera persona, por el hijo al que ambos engendraron.  |